sábado, 19 de mayo de 2012
Un día fantástico (capítulo 10 y final)
Cuando el último de los personajes hubo terminado su cuento, Olivia sonrió encantada. No solo había conseguido escuchar la voz de aquellos personajes imaginarios, también podía verlos perfectamente. ¿Significaba aquello que había recuperado su fantasía?
- Claro, Olivia – exclamó entusiasmada la Abuela Luci – y además, ya vuelves a tener el aspecto de siempre. ¡Mírate!
Olivia comprobó aliviada que su pelo había vuelto a ser rojo, que su piel era lisa y que ya no se encontraba cansada, sino llena de energía: ¡volvía a ser una niña de 7 años!
- ¿Y los libros? ¿Habrán recuperado sus letras?
- Pues no sé…prueba a leerlos tú…
Ahí estaban aquellas aes redondas, las eles espigadas, las bes barrigonas, las efes enrrevesadas…¡¡Ahí estaban las letras de nuevo!!
- Abuela, ¡lo hemos conseguido! Y todo gracias a vosotros – exclamó dirigiéndose a los personajes de cuentos que estaban sentados junto a ella y que ya podía ver perfectamente.
- ¿Qué personajes? – le cortó de repente la Abuela- Olivia, aquí no hay nadie más que tú y yo. Estos personajes no son reales, los has creado tú con tu fantasía.
- ¿Cómo? – preguntó contrariada Olivia- pero yo les veo, están aquí.
- No es cierto Olivia, están aquí – afirmó mientras se señalaba su cabeza.- Son todos producto de tu mente y de tu imaginación, y existirán siempre que tú lo desees…
- Entonces, ¿para eso sirve la fantasía? ¿Para crear seres que no existen?
- Ay Olivia, para eso y para mucho más. La fantasía es el elixir secreto contra el aburrimiento, es la clave para acabar con la tristeza, es la llave de los sueños, es lo que da belleza al amor. La fantasía llena de color el mundo. ¿Entiendes ahora por qué era tan importante recuperarla?
Olivia se quedó pensativa un momento. ¡Cómo había podido desprenderse de una cosa tan maravillosa!
- Ay Abuela…¡Muchas gracias! ¿Qué habría hecho yo sin ti?
- Pues aburrirte mucho toda tu vida, y ser una persona gris. Así que prométeme que de ahora en adelante cuidarás mucho más tu fantasía y no la perderás nunca.
- ¡Qué cosas tienes, Abuela! Nunca más le daré a ese duende maldito mi fantasía.
- Pero no se trata solo de eso, Olivia. La fantasía puede perderse de muchas maneras. Si no leemos nunca, si dejamos de creer en la magia y en que lo imposible puede volverse posible. Si nos hacemos mayores…
- Ay Abuela, pero ¡todo el mundo se hace mayor!
- Claro que sí, pero una cosa es que tu cuerpo se haga mayor y otra bien distinta que tu mente envejezca…¡eso es lo que hay que evitar a toda costa, querida mía! Y ahora vámonos de aquí, Olivia, que toda esta aventura me ha dejado muy cansada…
Olivia agarró con ternura la mano arrugada de la Abuela Luci y juntas salieron de la biblioteca. Afuera, en la ciudad, la primavera comenzaba a llenar de flores los árboles y el sol brillaba con fuerza.
- ¿Notas toda esa fantasía revoloteando alrededor nuestro, Olivia?
- Claro que sí, Abuela. Hace un día fantástico.
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